
"Cualquiera habría dado por cierta la existencia de la magia en un paraje donde no hubiera sido sorpresa alguna ver a Blancanieves con una manzana en la mano o a un unicornio mordisqueando los rosales.
Edward siempre había pensado que él pertenecía al mundo de los cuentos de terror, pero claro, yo sabía que estaba del todo equivocado. Era obvio que él correspondía a ese lugar, un cuento de hadas.
Y ahora yo compartía el cuento con él. "
[Página 525. Amanecer.]
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